El sorprendente Hombre Araña

 


El sorprendente Hombre Araña
 

por Fabio Martínez


Un verano, en la costa argentina, conocí al sorprendente Hombre Araña. Es más, hasta me saqué una foto que seguro se perdió en alguna memoria de un algún disco rígido con virus pero todavía la recuerdo. Yo lo abrazaba, la sonrisa inmensa y el sorprendente ponía la mano derecha como si le estuviera por tirar tela de araña a la cámara digital, era alto y delgado el traje le quedaba a la perfección. Atrás se veía el tren de alegría. Lo cierto es que ese sorprendente Hombre Araña era el mejor de todos los hombres arañas del Partido de Costa.

Mi hijo tenía tres años y con mi compañera nos habíamos fanatizado con los trenes de la alegría, es más nos parecía que por ley debería funcionar un tren de la alegría en cada plaza de cada ciudad. Debería ser un decreto peronista. Subíamos y bailábamos con Goku o Batman o las Chicas Súper poderosas que por lo general siempre eran las más piolas. Recuerdo que mi hijo, una de esas noches, tiró de la capa de Batman y le preguntó:

—¿Hace cuánto que no luchás?

—Todas las noche lucho, nene —dijo y se fue para la parte de adelante.

 Pero de quién quiero hablar en realidad es del sorprendente Hombre Araña. Parecía un gimnasta, daba vueltas sobre el techo del tren, dos vueltas para atrás y caía al cemento y el chofer le subía el volumen a Mosa (Asi voce me mata) y el tren era una fiesta.

La cosa es que esa noche que descubrimos al sorprendente me quedé hasta el final de la noche, hasta el último recorrido para hablar con él.  Mentí que era periodista y quería hacer una crónica sobre su trabajo. Entre los viajes del tren me enteré por Bellota de las chicas superpoderosas que este Hombre Araña era una leyenda viviente. Había trabajado diez años en Mar del Plata con tanto éxito que hasta Crónica le dedicó un programa y Artaza lo invitó a una de sus obras para que hiciera una participación, pero en la cresta de la ola algo pasó, de un verano al otro desapareció y nadie sabía qué le sucedió, lo llamaron en los teléfonos que tenían agendado pero era como si la tierra se lo hubiera tragado. Le pregunté varias veces a Bellota pero ella me dijo que ese era el misterio que lo envolvía y que después de dos años volvió a aparecer pero en el Partido de la Costa. Y la verdad de que era sorprendente y carismático, algo que uno se daba cuenta con fila de personas que daba vuelta a la esquina para subir a ese tren.

A eso de la dos de la mañana terminó el último viaje. Los personajes se sacaron las máscaras, la mayoría eran adolescentes que tomaban el trabajo de súper héroes como una manera de costear sus vacaciones. El único grande era el sorprendente. Tenía más de treinta años y era de Las Higueras, un pueblo al sur de Córdoba y respondía al apodo de Nato. Me presenté y me llamó la atención que sin máscara y sin botas era mucho más bajo de lo que parecía. Le dije que quería escribir sobre él, parecía un tipo sencillo. Si me invitás una pizza y una cerveza te cuento, dijo. Y así fue, nos sentamos en un bar, serví dos vasos de cerveza y el Nato me contó cómo se convirtió en el sorprendente Hombre Araña.


El Autor:

Fabio Martínez (1981) 

Nació en Campamento Vespucio, provincia de Salta, Argentina. Vivió su infancia y adolescencia en la ciudad de Tartagal. Actualmente reside en la capital de Córdoba. Es Licenciado en Comunicación Social, graduado de la Universidad Nacional de Córdoba y trabaja como profesor secundario en Colonia Tirolesa.
Participó en la Antología de jóvenes narradores de Córdoba “Es lo que hay” (Editorial Babel 2009).
Su primer libro de relatos “Despiértenme cuando sea de noche” fue editado por Editorial Nudista en 2010 y reeditado en 2012. El mismo recibió en 2010 el tercer premio en el género cuento, en el Concurso del Régimen de Fomento a la Producción Literaria Nacional y Estímulo a la Industria Editorial, otorgado por el Fondo Nacional de las Artes
El año pasado formó parte del libro “Frutos extraños” (EDUVIN 2012) junto a Sebastian Pons y Alberto Rodriguez Mayztegui.
A mediados del 2013 publicó su primer novela “Los pibes suicidas” (Editorial Nudista) que fue finalista del premio Cambaceres.
En el 2014 la editorial universitaria Sofia Cartonera editó dos libros de su autoría: El Río (cuento para niños) y El Amigo de Franki Porta.


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