La mitad que me gusta
CONTRATAPA
El cuento es una
isla, cuya superficie esconde bajo el agua más del doble de su tamaño. Eso lo
sabe bien Daniel López, un cuentista refinado que atraviesa la ficción
revelando la oscuridad que disimula la cáscara de lo cotidiano, con un alicate
en lugar de lápiz. Conmueve la hondura de sus relatos porque -en todos- se
impone hacia el final una especie de justicia cósmica que repara el
desequilibrio y la iniquidad.
La mitad que me
gusta encubre, sin dudas, la otra mitad: la escindida, la que se oculta o se
disimula para que no drene el dolor y la violencia de los días.
La escritura de
López, de diálogos muy bien perfilados, es austera, de oraciones breves y
claras, aparentemente innocua. Sin embargo, las 14 historias de “La mitad que
me gusta” narran los aspectos sublimes y oscuros de hombres y mujeres en guerra
con sus frustraciones y sus miedos. Padres que usan a su hija de preescolar
como camello, enanos abusadores de una pre adolescente discapacitada frente a
los ojos desorbitados del padre viudo o suegras que aborrecen sin disimulo a su
yerno idealista son algunas de las variadas facetas de este caleidoscopio
humano que lleva al lector a estados de desconcierto y admiración frente a una
escritura que sabe introducirnos en un imaginario múltiple y exclusivo.
Modesto Rimba
celebra la llegada de este talentoso cuentista a su excelente colección de
narradores.
Adriana
Romano
Comentarios
Publicar un comentario